Con la edad es normal que aparezca la temida flacidez facial. Se trata de uno de los síntomas del envejecimiento corporal, sin embargo, determinados factores hacen que afecte de distinta forma a las personas. La dieta, nuestra actividad física y la genética son aspectos que influyen en nuestra forma de envejecer y, por tanto, en la aparición de la flacidez.
La flacidez se puede manifestar de diferentes formas. Por un lado, tenemos la flacidez cutánea; es la que aparece en la cara y se debe a la pérdida de tersura en las capas de la piel que configuran el rostro. Por otro lado, cuando son los músculos los que se destensan y pierden la firmeza, se trata de flacidez muscular. Por último, cuando la flacidez afecta a las dos zonas que hemos nombrado antes, estamos hablando de flacidez mixta.
La pérdida de firmeza es uno de los problemas que más preocupan a las mujeres, sobre todo llegadas a cierta edad. Pero lo malo de la flacidez es que no aparece de repente, sino que es un proceso gradual, por lo que nunca es pronto para empezar a cuidarse.
Consejos para evitar su aparición
Si no queremos tener que enfrentarnos con la flacidez al llegar a cierta edad, lo mejor es empezar a prevenir cuanto antes. Llevar una vida saludable y activa, con dos o tres sesiones de ejercicio a la semana, es imprescindible para evitar su aparición. La dieta debe ser rica en proteínas vegetales y animales, incluyendo también hierro, cinc, selenio, coenzima Q10, aminoácidos esenciales, ácidos grasos y las vitaminas A, C, D y E; que son los responsables de la tersura de los músculos y la piel. También es importante evitar las grasas y los carbohidratos.
Cómo combatirla
En el caso de que ya tengamos algunos signos de flacidez, podemos combatirlos con diversos tratamientos, según nuestras necesidades.
Peeling facial: se trata de exfoliar las capas más superficiales de la piel con el fin de favorecer la renovación celular. Existen diferentes tipos, como el mecánico, en el que se utilizan rodillos, lijas o cepillos; o el químico, en el que se utilizan ácidos para producir la descamación.
Mesoterapia facial: mediante inyecciones en la zona afectada de sustancias como ácido hialurónico, partículas de ADN o dietilaminoetanol se consigue devolver la elasticidad al rostro.
Radiofrecuencia facial: esta técnica utiliza corriente de alta frecuencia para calentar las células del rostro internamente. Gracias a ello se consigue revitalizar la piel, ya que estimula la circulación de la zona, mejora el drenaje linfático y ayuda a la formación de colágeno y elastina.
En conclusión, nada como empezar a cuidarse para evitar la flacidez facial. Combinar algunos de los tratamientos descritos con una vida saludable es la opción ideal para tener una piel tersa y joven por mucho tiempo.